Saturday, July 30, 2011

Sobre entierros y otros rituales...

En ya casi 27 años de vida, nunca he asistido a una boda, pero a entierros... Simplemente me faltan dedos para contar. Nunca he estado en un bautizo, pero he estado en varias primeras comuniones. Y me obligaron a hacer una confirmación...

Estuve en un nacimiento y en un divorcio y conozco de otros muchos más. Y baby showers? Una vez estuve en uno: me nombraron coordinadora de uno, sin conocer a la mamá, y le tuve que organizar el evento y comprarle TODOS los regalos con la cuota de mi clase de Introducción al Derecho de la UCR, y saben qué? No quedé nada mal...

No sé nada acerca de los rituales de la sociedad, pero me gustaría haber sido partícipe de alguno menos macabro.

De la infinidad de mis entierros, sé de suicidios físicos y morales.

Fui a uno católico en el que la homenajeada no profesaba la religión y otro en que el que la patóloga estaba presente y era simplemente una intención que por desgracia, no coincidió con el día escogido...

Presencié el suicidio laboral hacia una empresa a escasos dos meses del despido y vi la intención de darse a respetar de una jefe abrumada por un plantel años luz más colmilluda que ella.

Vi el resurgimiento laboral de alguien atrapado en una avalancha de abucheos públicos y el homicidio de un gran profesional que se encontró en la pintura artesanal.

Observé de lejos el desfallecer de una mujer que se metió en el matrimonio de otra para hacer sufrir a los hijos de la esposa y ahora a sus hijos sufrir por sus malas decisiones.

Los gringos dicen que Karma is a bitch y no dejan de tener razón, y lo que uno hace, se le devuelve.

Intento vivir mi vida dejando vivir a los demás, pero no me gusta que me atropellen, ni que me pasen por encima. Usualmente le digo a quienes tienen razón, que la tienen, pero a los que no, les hago ver mi punto de vista y bueno, ya está. Si lo toman bien, y si no, también.

Me gustaría casarme en una boda íntima algún día con un hombre que me ame, que me quiera y que me respete, con mi familia inmediata presente para acompañarme a celebrar. Y envidio enormemente a las mujeres que a mi edad tienen un bebé en sus brazos, que han podido dar vida y que han llegado a conocer ese grado de felicidad.

Pero poseo un gato que me quiere más que los otros que he tenido. Que me da alergia. Que me espera detrás de la puerta cuando regreso del trabajo. Y al que no le doy de comer.

Y realizo un trabajo en el que por unas cuantas horas de servir a los demás, puedo visitar lugares impensables, y pasar un día en un extremo del continente y otro día en otro.

Y leo libros en busca de un amor incondicional e irreal que no poseo y que no hago nada por encontrar, y añoro la vida con dinero en el banco aunque me fascina gastar.

No sé en qué momento la vida me premiará con un hijo, ni con un trabajo que en ciertos días no me avergüence, ni con ese inexistente príncipe azul, pero cuando me muera, a pesar de que profese que hay que celebrar el paso a la nueva vida libre y sin ataduras y que todos los presentes son un atajo de egoístas y falsos, espero que alguien me extrañe, que se derramen un par de lágrimas por mi ausencia, y que pueda pensar que algo dejé, una pequeña huella en este mundo, que no permita que me vayan a olvidar.

Monday, July 18, 2011

Agosto no es el mes para comprometernos... Y lo que queda de Julio mucho menos...

Tengo una amiga a quien nunca veo pero siempre leo... Una personita que aunque compartí muy poco con ella, Dios la puso en mi camino para inspirarme y darme la oportunidad de comprender que en cualquier momento de nuestras vidas, podemos reinventarnos y cambiar y mejorarnos a nosotros, hasta convertirnos en alguien de quien estemos orgullosos... Irene, este post te lo dedico a vos.

Hace tiempo este título ronda mi mente... Y es que hay tanto tras de él... Ahora es el tiempo de escribir algo acorde con lo mucho que significa para mí.

Un par de veces en mi corta vida he soñado con una persona para compartir el resto de mi vida, para tener hijos y ser feliz. Y un par de veces esto no ha resultado como lo pensé. Pero unas muchísimas veces he creído ser capaz de hacer cosas que a último momento no puedo, ya sea por falta de fuerzas, ánimo o voluntad...

Mi peor pecado es la falta de paciencia. Todo lo quiero ya, y planeo cosas a largo plazo, pero llega un punto en el que la espera realmente me desespera y simplemente no puedo estancarme en el qué será...

Así que he decidido reinventarme, dejar todo en manos de Dios, empezar de cero, con todas las fuerzas del mundo, para poder descubrirme realmente, para poder intentar experimentar con quien soy y con lo que quiero de mí.

Quiero soltar mis ataduras, soñar con un nuevo mundo en el que disfrute de mí misma, de lo que hago, de cada día. Quiero abrazar la vida y el placer de vivir... Y dejarme llevar.

Quiero volver a encontrar el gusto en cada momento y en cada sensación, y sentir. Sentir el aire en mi cara y ver el color en el ambiente.

Y quiero dejar de oír lo malo. Poner a funcionar el fascículo de Oort y tomar las notas musicales que adornan mi alrededor y escuchar únicamente lo que me pueda beneficiar, no las falsas promesas de un futuro mejor.

Quiero ver los hechos, los actos, las acciones que demuestren que en efecto hay interés.

Por eso no quiero un anillo, y mucho menos para mi cumpleaños. No sólo me parece de mal gusto, sino que no es el momento. Quiero alguien que me quiera por lo que soy, y en este momento no sé quién soy. Me siento como una hoja en blanco y quiero pintarme de muchos colores, hasta que quede pareja y me sienta feliz.

No quiero un compromiso porque los demás lo tienen. Quiero crear mi propia historia y que me respeten por lo que soy, que me amen intensamente, despacio y con ternura, con detalles, besos, caricias y pasión.

No quiero comprometerme con nadie, porque en este momento no puedo comprometerme ni siquiera conmigo misma. Y es que tampoco puedo hacerlo, no estoy lista para esa clase de responsabilidad, para decirme lo que quiero y cómo lo quiero. No. No es el momento, porque simplemente no lo sé.

Así que hoy me propuse cambiar. No quiero perder más mi tiempo, ni hacer perder el tiempo a nadie mas. Voy a dejar atrás el dolor y la angustia y voy a ser sincera conmigo misma.

Y si la nueva yo no me gusta, siempre lo puedo volver a intentar...

Friday, July 8, 2011

Trabajo para estudiar o estudio para trabajar?


Gracias a Dios pude adentrarme en esta aventura con una profesión ya ganada. Fue simplemente un acto que surgió, así no más, como si el de Arriba tuviera un plan para mí, una forma de evitar que mi forma dispersa de ser encontrara una pared, una limitante, y que en el camino yo pudiera acoplarme al mundo, sin necesidad de pasar hambre.

Me encontré un día uniformada de negro, con maquillaje en la cara, con las uñas pintadas, estudiando para aprender a manejar botellas de oxígeno, kits de primeros auxilios y balsas para usar en alta mar.

Algo inexplicable, algo irreal. Un par de meses después estaba yo detrás de un carrito de bebidas y no lo podía creer… Cuatro años después de una carrera de medicina fallida y dos más de periodismo de la que me gradué, y en el medio alemán, japonés y derecho… En esto terminé?

Fui tan inmensamente feliz la primera vez que puse las alas en mi uniforme, y aún más la primera vez que esas primero 88 y luego 184 almas estaban a mi cargo… Qué importante! Toda esa responsabilidad en mí! Y yo… Yo sería capaz? Lo fui. Esas veces lo fui. Y aún no me lo creo…

El decano de mi facultad dijo que era parte de todo periodista querer experimentar, querer sentir ese ambiente de libertad, de no estar dentro de una oficina sino ir más allá, y que ese período de maravillarse del mundo duraba cerca de dos años, así que ya mi tiempo se cumplió. Y no sé qué hacer.

Empecé a buscar alternativas. Qué tal si retomo lo olvidado, lo que dejé algún día en el baúl de los recuerdos, pero empiezo de cero, dejándolo todo atrás? O si continúo con lo que dejé a medias? O simplemente me quedo aquí, en un nuevo charco que ahora se hizo a mi medida, muy cómodo y servil?

Creo que todos estudiamos una profesión para poderla llegar a ejercer en determinado momento. Nuestra intención es cumplir con una vocación en algunos casos, y en otros, llegar a poder hacer mucho dinero y darnos una vida de lujos, comodidades, y un poquito más de paz.

Pero qué tal si en el camino nos tropezamos con una alternativa que a medias nos cumple alguno de los requisitos anteriores? Qué tal si nos encontramos en un punto en que no sentimos vocación, sino tan sólo necesidad o confort?

Quisiera que este fuera el momento para poder tomar esa gran decisión, pero ahora estoy depletada de vigor, de fuerzas y energías y me hace falta la paz mental suficiente para decidir mi futuro en este momento. Además, cómo cuesta decidir qué hacer con nuestras vidas, no?